domingo, 23 de septiembre de 2012

30/09/12 Montellano

Para el último día de Septiembre, tenemos una etapa para no perderse: Iremos a Montellano por la carretera de Utrera y volveremos de la misma forma. Son unos 110 kilometrillos de nada. Os esperamos.

4 comentarios:

  1. Esperemos que para esta salida asista mas gente, por nuestra parte el equipo todobici no podra asistir ya que tenemos el dia anterior el maraton de paterna, seguiremos poniendo nuestro granito de arena en engrosar el grupo de carretera de alcala, siempre que podamos y no tengamos carreras, creemos que es importante promocionar la carretera con nueva gente que siga con esto adelante.

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  2. 23-9-2012. Etapa Carmona, Marchena, El Arahal.
    Etapa extraña. Ha sido una jornada de ciclismo con múltiples contratiempos que vinieron a enrarecer el discurrir de la misma. Los cromos cambiaron; faltaron muchos de los ciclistas habituales y aparecieron otros en su lugar. Se produjeron continuas paradas, unas veces obligadas por la excesiva mala fortuna que en esta ocasión tuvimos con los pinchazos y otras veces por la falta de organización a la hora de establecer el lugar de la parada de avituallamiento.
    Se dice que aquel que posee la información, pasee el poder. Si, con el fin de interpretar algunos de los escarceos que se produjeron en la etapa, trasladamos este dicho a lo ocurrido ayer, podríamos encontrarle sentido a la muy temprana escapada del amigo Carlos. No habíamos acabado de encajar las calas en los pedales cuando Carlos ya le había sacado 200 metros al grupo. Silenciosos y aprovechando la indiferencia que el grupo demostraba ante tan inocente y temprana ventaja, Carlos y otro corredor que había salido a su encuentro, multiplicaron la diferencia hasta perderse de vista. Consideramos que sería en ese momento cuando se iba a servir de la información que supuestamente poseía. Nadie del grupo parecía saber que por delante los esperaba Emilio para formar una tripleta dispuesta a llegar a Marchena sin ser cazados por el grupo. Un Emilio relativamente fresco que serviría a Carlos y a su acompañante como lanzadera de la escapada una vez que llegasen a su altura. De Carmona a Marchena el grupo perseguidor rodó a un ritmo muy vivo con la intención decidida de dar alcance a los tres escapados; cosa que no ocurrió a pesar de la intensidad imprimida por los perseguidores.
    Ya en Marchena, aprovechando el amago de parada de avituallamiento y la consiguiente desorganización, Jesús aprovecharía para generar una escapada en solitario que lejos de abrir una nueva etapa de batalla, no haría otra cosa que inaugurar el repertorio de pinchazos que nos tocaría padecer en adelante. Tanto fue así que el grupo se dividió de tal manera que ya no habría más ciclismo hasta la total reagrupación pocos kilómetros antes de la venta de la Vega. A partir de ese momento, abanicos, relevos y en la cabeza de todos la cuesta de Marchenilla. De la cabeza a las retinas, de las retinas al corazón y del corazón a las piernas; chasquidos de hierro y mariquita el último.
    Así, más o menos, fue todo.
    Un saludo.

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    1. A ver si nos podemos ver este domingo. Un abrazo.

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  3. 30 de septiembre de 2012. Etapa Montellano.

    Mañanita de niebla, tardecita de paseo.

    Como por arte de encantamiento, más que pedalear por carreteras de Andalucía parecía que nos encontrábamos en tierras norteñas; tanto fue así que entre el chiribiri de la densa niebla pudimos ver durante algunos kilómetros un maillot del valle de Liébana (Cantabria). Por la estampa húmeda y fresca de la mañana cualquiera diría que no era ese corredor el que se encontraba entre nosotros, sino nosotros los que estábamos por aquellos lares cántabros. Sea como fuese, lo cierto es que la etapa resultó entretenida, dura (tanto como algunos corredores se empeñaron) y fresca. Y en la que tuvimos la suerte de volver a contar con el incombustible Ricardo, aunque no del todo recuperado del catarro que le impidió estar con el grupo la jornada anterior. No obstante faltaron algunos otros a los que se les esperaba por habituales. En cuanto a los que sí estaban, muchos cumplieron con lo que de su conocido rol se esperaba; unos, hacer camino por delante, otros reducir distancia por detrás. He ahí a Carlitos, que todos lo daban como en el seno del pelotón pero que nadie lo veía porque ya estaba muy por delante. A partir de ahora será conveniente atarlo más corto desde los buenos días a las ocho y media.
    En la etapa se contaron unos 105 kilómetros. En los treinta primeros se rodó a una marcheta tan cómoda que admitió, por un lado, hacer tertulia en el grupo (¡que de eso también se trata!) permitiendo a corredores de todos los niveles disfrutar de una salida en pelotón sin que se diluya rápidamente por cambios de ritmo o ataques tempraneros (cuidemos también este aspecto para conservar el grupo).
    Cuando los despistados centinelas del pelotón quisieron percatarse de la ausencia de Carlitos, éste ya había abierto un buen hueco con respecto a los demás. Ocurrió esto a las puertas mismas de Los Molares; momento en el cual el ritmo se avivó azuzado también por el encuentro con el grupo de Dos Hermanas, que parece estar agazapado detrás de una mata siempre que por ese tramo pasamos.
    Resultó ser una coincidencia bien hallada la salida a Los Molares y el aumento del nivel de exigencia que empezaba a imponer el grupo. Esto convirtió a aquella bifurcación en una alternativa para los ciclistas que no se encontraban en el momento de forma suficiente para afrontar la etapa que había establecida. Así algunos aprovecharon para separarse del grupo, que con lo establecido cumpliría.
    A lo lejos un corredor; se trataba de Carlitos. El pelotón, que era ya una flecha cortaviento, se afiló aún más cuando, repecho tras repecho, primero Antonio y luego Jesús, tensaban la cuerda hasta que finalmente Juan Carlos la rompía con un demarraje decidido a la caza de Carlitos. Cosa que sucedió dos barrigas más allá. Aliados para no ser atrapados por el grupo apretaban los dientes incluso en las bajadas. Con una ventaja suficiente ambos afrontaron la fuerte pendiente que lleva a Montellano donde llegarían los dos sin ser alcanzados, a pesar de que por detrás Daniel, rentabilizando bien sus fuerzas, había saltado del grupo aprovechando la dureza que la subida imponía.
    Las tostadas se la terminarían de comer algunos en Alcalá, porque todo fue salir de Montellano cuando se produjeron los primeros cambios de ritmo. Dos grupos, dos padecimientos; los de delante por mantener un ritmo de relevos que no tenía tregua ni en una sola de las jorobas del terreno. Y los de detrás, por no distanciarse en exceso del grupo delantero enfrascado en no ceder en ninguno de los turnos de relevo. Y sea por cabezonería o por orgullo torero, estos autocondenados a galeras recordaban a los compadres que se ahogaron por no sacar la cabeza del cubo de agua a la hora de pagar. ¿Quién iba a ser el primero en levantar el pie del acelerador?... ¡¡Cabezones!!
    Un saludo y nos vemos el domingo.

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